El Concilio Vaticano II define en su Constitución dogmática Lumen Gentium a la Iglesia como “un sacramento o señal e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano ”. (LG 1)

Este compromiso evangélico es asumido en muchas comunidades cristianas, que se revitalizan y buscan servir a los hombres y mujeres, desde la escucha de la palabra de Dios, encarnada en las mismas necesidades sociales de su tiempo.

Una de las necesidades acuciantes en nuestra Diócesis de Valencia, detectada ya antes de la celebración del Concilio Vaticano II, se hace sentir en el campo de la enseñanza. Como respuesta a la necesidad constatada, en nuestra Diócesis de Valencia, de la falta de Centros Educativos, sobre todo a mediados del siglo XX, inspiró el esfuerzo y la dedicación de muchas comunidades cristianas, y también la visión de futuro de algunos sacerdotes hizo que se promovieran colegios de titularidad parroquial o diocesana en muchos lugares de la Diócesis pero, sobre todo, en zonas deprimidas, en las que se hacía más visible las necesidades de escolarización.

El Arzobispo D. Agustín García-Gasco Vicente con el apoyo de la Fundación San Vicente Mártir- entidad erigida canónicamente en el año 1994- consiguió establecer una coordinación entre los Colegios Diocesanos, fruto de la cual, presenta el carácter propio (Ideario), documento que debe servir de referente a los Colegios Diocesanos, para que sean instrumentos privilegiados de evangelización allí donde están ubicados.

Transcurridos unos años de trabajo en la adaptación de los Colegios Diocesanos a la legislación educativa, con este documento se pretende que la unidad ya conseguida se plasme en la publicación de su Carácter Propio, para facilitar la misión de los mismos que es la de la propia Iglesia, esto es, educar desde el Evangelio a las nuevas generaciones y procurar, formar cristianos orantes y comprometidos en nuestra sociedad democrática y plural desde el diálogo Fe- Cultura.